La conducta sexual se encuentra influenciada por múltiples factores, entre ellos, los efectos químicos inducidos por determinadas sustancias. Es por ello que resulta difícil determinar fehacientemente el efecto de una sustancia determinada, ya que la respuesta que dicha sustancia es capaz de producir en una persona depende de la interacción de factores tales como: dosis y acción farmacológica de la sustancia, situación personal como la predisposición y la expectativa que se genere en la persona sobre los efectos de la droga, su relación habitual con su pareja sexual y la personalidad del individuo.
Por todo esto, el efecto que producirá una sustancia química sobre la conducta sexual de una persona es diferente en cada individuo, dependiendo de la interacción de los factores mencionados anteriormente.
Los mecanismos por los cuales influyen las drogas en la respuesta sexual, incluyen fundamentalmente una alteración química de los nervios o vasos sanguíneos encargados de regular dicha respuesta, dificultando el mecanismo de erección u orgasmo. En otros casos, a nivel cerebral, interfieren con el impulso sexual.
En el hombre, los efectos de las drogas han podido demostrarse con mayor exactitud debido a que la respuesta sexual es más visible y por ende más cuantificable. Aunque existen datos fehacientes de que al afectar el interés sexual, los efectos son similares en ambos sexos.
El Alcohol en el Sexo
El alcohol en dosis bajas disminuye las inhibiciones sexuales, no pudiendo demostrarse que incremente el placer sexual. A medida que se aumenta la ingesta, se perturba la fase de excitación, llegando a inhibirse el deseo sexual.
El alcohol es una sustancia que deprime las funciones del sistema nervioso central y en un primer momento lo hace con las funciones cerebrales que controlan el miedo provocando desinhibición y disminuyendo la ansiedad. Pero a medida que se incrementa la dosis decrece el nivel de conciencia y comienzan a bloquearse las funciones intelectuales.
Se ha demostrado que, incluso en cantidades moderadas, suprime notablemente la erección en el hombre y disminuye la presión de pulso en la vagina en las mujeres.
En definitiva, mejoraría de alguna manera las relaciones sexuales pero solo cuando existe un estado de ansiedad relacionado con la conducta sexual. Esto es así mientras la cantidad ingerida de alcohol sea la necesaria para provocar el efecto desinhibitorio deseado sin ejercer un efecto negativo en la excitación. El problema es que origina una tolerancia que obliga a ir aumentado en forma progresiva las dosis de alcohol para conseguir el mismo efecto.
Cuando el consumo es excesivo y prolongado aparecen múltiples disfunciones a nivel genital, como consecuencia de las alteraciones neurológicas permanentes que esta adicción provoca. La impotencia es generalmente la disfunción sexual más común. También se observa alteración de la conducta como agresiones, degradación de la pareja, celos excesivos y pérdida de la autocrítica.
Otras Drogas
Muchos alucinógenos, sobre todo el LSD y la marihuana, son utilizados por muchas personas como afrodisíacos; pero su efecto puntual sobre la conducta sexual no ha podido demostrarse con certeza. Si se ha demostrado que el consumo crónico de marihuana disminuye los niveles de testosterona y puede alterar la producción de espermatozoides.
Las anfetaminas son drogas que ejercen un efecto estimulante del sistema nervioso, muchos consumidores afirman que en dosis elevadas aumenta su interés por el sexo, la confianza y relajación. Aunque en muchos casos luego de habituarse a su uso, resulta muy difícil mantener relaciones sexuales sin ella.
El éxtasis ha alcanzado en los últimos años una fama desmedida por los efectos que desencadena en la conducta sexual, motivo por el cual muchos la llaman la droga del amor, ya que disminuye las inhibiciones y facilita la comunicación. Pero provoca alteración de la libido y de la fase de excitación.
La cocaína es también una sustancia estimulante del sistema nervioso. Su efecto depende en última instancia de las expectativas generadas en la persona. Sus efectos son muy controvertidos, algunas personas refieren que aumenta la duración de la erección, el deseo y provoca orgasmos muy breves e intensos. Aunque la mayoría afirma que disminuye la erección luego de su consumo.
En cuanto al tabaco, existen muchos estudios que afirman que actúa como un importante factor de riesgo para el desarrollo de impotencia al poseer un efecto vasoconstrictor disminuyendo la circulación a nivel genital.
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